Los Jóvenes en la vida consagrada Fe y discernimiento vocacional XLIV Congreso 11 -14 diciembre 2018
“Los jóvenes y la vida consagrada”: Me llamó la atención el tema al tener entre manos el programa del XLIV Congreso promovido por el Instituto de Teología de la Vida Consagrada (Claretianum) ¿Por qué los jóvenes son el presente y el futuro de la vida consagrada? ¿Por qué ellos hoy, desafían a la vida consagrada? ¿Por qué la vida consagrada invierte tanto en los jóvenes y a ellos esta, no les interesa? ¿Han cambiado los tiempos? ¿Ha cambiado la vida religiosa? ¿Han cambiado los jóvenes?
La totalidad del interesante trabajo del Congreso, vendrá recogido seguramente en las Actas. Subrayo algunas reflexiones que para mí han sido muy significativas.
Los jóvenes, por la fase de la vida en que están, se preocupan por construir la propia identidad y el futuro. Para realizar esto, buscan modelos significativos, puntos de referencia que por desgracia hoy no los encuentran a portada de mano. Con facilidad el adulto tiende a abdicar de su adultez en nombre de la eterna juventud es por esto que en la sociedad, faltan los adultos que vivan en plenitud esta etapa de la vida.
En una sociedad caracterizada por la sencillez, la transmisión de la fe se realizaba en la familia, de padres a hijos. Actualmente esto no es así. Los interlocutores de los jóvenes suelen ser la web, Google y los falsos Gurú que prometen lo que no realizan. El nihilismo va cogiendo terreno. Cada vez hay más jóvenes que han aprendido a vivir sin Dios. Teniendo presente este contexto la pregunta es clave: ¿qué futuro tendrá la relación joven y fe? ¿Qué significado tiene para la vida consagrada la generación joven? ¿Qué importancia?
La Vida consagrada, se decía en el Congreso, o es signo visible o es insignificante y deja de ser signo. Cuando se recurre al reconocimiento social se valoran como personas que proveen servicios, en detrimento de la identidad – signo visible, transparente y creíble del amor de Dios – se pierde de vista lo esencial. El fundamento de lo importante es la identidad y no lo es el contrario.
¿Estamos en el fin del cristianismo? No, nos encontramos sencillamente en un cambio. No es posible transmitir un cristianismo tradicional, que pasa de generación en generación casi automáticamente, hoy crece un cristianismo de minorías, en el que la gracia trabaja en un contexto de libertad y esto favorece la conversión. No estamos en el final del cristianismo, sino en el final de una cierta manera de vivir el cristianismo. No es el fin de la fe sino el de una manera de entender la fe. Por lo tanto no es el final de la vida consagrada, sino de una determinada vida consagrada.
ITVC – Claretianum, Pontificia Università Lateranense Appunti di Suor Damiana dal Convegno I giovani nella vita…
Pubblicato da UISG International Union of Superiors General su Venerdì 14 dicembre 2018
Y esto ¿por qué? Pues porque la lógica hoy no es la conservación de la fe (pasar de unos a otros) sino el anuncio, activar en las personas, la capacidad de elegir.
Hoy, los jóvenes no se a contentan con escuchar un maestro, sino que interpretan críticamente las informaciones.
Piden RADICALIDAD y el mayor riesgo no es el quedarse a mitad, sino el que se a contenten con la mitad.
Buscan interlocutores AUTÉNTICOS, que voluntariamente sepan perder el tiempo con ellos sin la preocupación de estar mirando el reloj o diciendo que tienen muchas cosas que hacer. Buscan personas coherentes, capaces de crear relaciones verdaderas y caminan al lado reconociendo las recíprocas imperfecciones creciendo a medida que se acogen y se superan.
Solicitan ser ESCUCHADOS. En una buena conversación, el primer paso es saber escuchar. Esto mismo ocurre en la relación con Dios, en la medida en que se le escucha Él se va dando a conocer y va creciendo la intimidad. La escucha no es una técnica sino una kénosi, un despojarse y abrirse al gran riesgo del fracaso.
Para dialogar sobre la fe se proponían algunos requisitos importantes: el valor, el reconocimiento de la vida del otro como más importante que el propio yo. Otro requisito propuesto es la lentitud. Se requiere tiempo y dar atención a la persona, sin agitación, sin la preocupación por el tiempo “perdido”.
Hay mucho que aprender y recuperar en la vida consagrada. El desafío es ponerse de nuevo, con humildad y con fe a la escuela del Maestro para aprender de Él. Ponerse con paciencia y silencio delante de su Palabra para que penetre y actúe en cada persona y en la comunidad. Esto permitirá, a la vida consagrada, ser los interlocutores que los jóvenes interpelan de manera que pueden aún “decir Dios” a las nuevas generaciones. La educación paciente y sapiente de la sensibilidad orientará y motivará el camino para encontrar el propio lugar en la vida.
Sr Damiana TURUANI, sdc
Sr María del Carmen, fma
Immagini dal terzo giorno del XLIV convegno organizzato dal Claretianum sul tema: "I giovani nella vita consacrata: fede…
Pubblicato da ITVC – Claretianum, Pontificia Università Lateranense su Giovedì 13 dicembre 2018