Agradecidas y agradecidos por la llamada de Dios, cuidadoras/es de un patrimonio carismático, soñadoras/es y diseñadoras/es de caminos de hermandad y sororidad con toda la humanidad, constructoras/es de puentes de comunión en la Iglesia, creadoras/es proféticas/os de espacios de cambio, nos acercamos a Dios y a la humanidad herida.
Cada vez más interconectadas/os y unidas/os a otras vocaciones, generaciones y culturas,
deseamos dar testimonio en el mundo de hoy de la presencia de Jesús, el siervo pobre, libre y obediente al Padre, y de sus gestos y palabras.
¡Los mejores deseos para cada consagrado y consagrada! ¡En la Fiesta de la Luz!
Jolanta Kafka RMI y Arturo Sosa SJ