A los 25 años de la Exhortación Apostólica Vita Consecrata

TESTIGOS DE LA BELLEZA DE DIOS: A los 25 años de la Exhortación Apostólica Vita Consecrata

La Exhortación Apostólica Vita consecrata, fue publicada en tiempos de gran incertidumbre, en una sociedad líquida, de identidades confusas y pertenencias débiles. Sorprende, pues, la certeza con la que se define la identidad de la vida consagrada, “icono de Cristo transfigurado” (Vita consecrata, 14) que revela la gloria y el rostro del Padre en el esplendor radiante del Espíritu. ¡La vida consagrada como confessio Trinitatis! En realidad, aquí no está sólo la preocupación de dar un fundamento sólido a la identidad de la persona consagrada, sino un modo original de ver esa identidad, integrando lo divino y lo humano, percibiendo ese vínculo misterioso y luminoso entre el ascenso y el descenso, entre la altura trascendente y la inmersión kenótica en las periferias de lo humano, entre la belleza sublime a contemplar y la pobreza dolorosa a servir.

De esta fecunda visión se derivan valiosas consecuencias.

La fuerza de la relación

Vita consecrata está toda construida en torno a la idea de la relación, relación generada en y por el Misterio de Dios comunión trinitaria. Una salvación que pasa por la vida de quien se hace cargo del otro. Un testimonio que no es singular, sino de una fraternidad que vive lo que anuncia y lo disfruta. Una santidad que es comunitaria, no de solitarios perfectos, sino de pobres pecadores que comparten y se regalan cada día misericordia y comprensión. Una consagración que no se opone a los valores del mundo y a la sed universal de felicidad, sino que, por el contrario, cuenta a todos cómo el ser pobres, castos, obedientes tiene gran poder humanizador, es verdadera ecología de lo humano, da sentido y equilibrio a la vida, armonía y libertad en la relación con las cosas, libres de todo abuso, crea fraternidad, da belleza… Hoy la vida consagrada se siente “más pobre” que en el pasado, pero vive – por gracia – mucho más la relación con la Iglesia y el mundo, con los que creen y los que no creen, con los que sufren y están solos.

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