El mundo es una gran manta de retazos, compuesto de innúmeras culturas que no solo existen lado a lado pero que interactúan continuamente. Cada vez más nuestras sociedades occidentales no se pueden caracterizar por una cultura sino por la existencia y relación de muchas culturas. Tanto la Iglesia como las comunidades religiosas insertas en el mundo son espejo, consecuencia y encarnación de esta realidad humana.
Ante esta realidad la Pontificia Universidad Urbaniana propuso un congreso bajo la pregunta: «¿Comunidades multiculturales para qué formación?» Su apuesta ha sido profundizar en las competencias interculturales tanto en la enseñanza teológica de las Universidades Pontificias como en la formación de las Comunidades Formativas de Vida Consagrada.
El primer día ha estado dedicado a las experiencias de enseñanza multicultural, reconociendo la interculturalidad necesaria del pensamiento filosófico y del ser mismo de la misma Iglesia, así como de los desafíos que se colocan a las mismas ciencias humanas.
La vida consagrada multicultural en los USA y en Italia, ha sido el objeto de estudio y exposición de la segunda jornada. Se han puesto en evidencia los retos que muchas religiosas y religiosos enfrentan fuera de sus países por su andadura consagrada. A la vez, los conferenciantes apuntaron muchas de las realidades multiculturales que las actuales comunidades formativas viven, apuntando los caminos y las dificultades que hay que abrazar para lograr que la vida consagrada sea hoy en día lugar del Reino: la unidad no puede significar uniformidad, sino comunión en la diversidad. Sr. Patricia Murray, Secretaria Ejecutiva de la UISG, habló de los ecos de las vivencias de las comunidades religiosas multiculturales y de las propuestas formativas que desde la UISG se ofrecen sobre interculturalidad.
Las palabras que decimos nos indican el camino, pero no bastan. A menudo hablamos muy bien de la interculturalidad, pero en la práctica no queremos abrirnos a lo diferente, dejando que nos renueve. Necesitamos recorrer nuestra propria historia de interculturalidad, aceptar nuestra identidad cultural, acoger nuestras resistencias, reconocer la riqueza de lo culturalmente diferente y arriesgarnos a hacer camino juntos, más allá de los prejuicios que tenemos. Fue a esto que el tercer día se dedicó. A apuntar el futuro como un camino intencional sin retorno hacia la interculturalidad en las universidades, en la educación y en la formación.
Hna. Paula Jordão, Verbum Dei
Las grabaciones de las presentaciones están disponibles AQUÍ.
Lea la reflexión de la Hna. Léontine Judith Ngo Mbock, Hospitalière du Sacré-Cœur de Jésus (en francés) AQUÍ