Familias Carismáticas: CRÓNICA DE UN ENCUENTRO

El 15 de mayo de 2021 se realizó el encuentro organizado por la Asociación AMCG/Familias Carismáticas en Diálogo, dando continuación al tema del año, “El carisma compartido como fermento y oportunidad para el cuidado de la casa común”, y desde un aspecto más específico, “Las familias carismáticas en y para la casa común”. Por segunda vez nos reunimos a través de una plataforma online, durante un tiempo necesariamente corto (tres horas de reunión) pero con la misma alegría y entusiasmo que siempre ha caracterizado nuestras jornadas: encontrarnos y reflexionar juntos sobre la misión que Dios confía a las Familias Carismáticas en y para nuestro tiempo.

Como siempre, tuvimos la alegría de recibir a los representantes de los organismos coordinadores de la vida consagrada: la Hna. Franca Zonta, FMI – UISG; el P. Arturo Sosa, SJ – USG; Margherita Palazzi – I.S. Regnum Mariae – CMIS. Estas presencias, siempre fieles a nuestras reuniones, además de animarnos a continuar nuestra experiencia como Asociación, son un signo de comunión y de estima recíproca. De estos observadores privilegiados surgen estímulos y certezas para sostenernos y crecer juntos, para creer que lo que hacemos tiene valor si somos capaces de hacerlo juntos. Sin correr el riesgo de la uniformidad o de la homologación, porque la belleza y el aporte que cada carisma puede dar adquiere aún más luz y protagonismo, precisamente, en la interconexión con otros carismas.

La reunión, como ya es habitual, contó con una reflexión y con el intercambio de experiencias.

La reflexión, estuvo a cargo del P. Fabio Ciardi, Omi, en una entrevista en la que, a partir de su texto “Compartir los dones – Laicos y consagrados juntos para la misión”, de la editorial Rogate, ofreció consideraciones y sugerencias sobre la realidad de las familias carismáticas. Subrayó que cada carisma debe tener clara su especificidad, el tipo de testimonio evangélico particular que está llamado a dar a la Iglesia, la memoria viva de Cristo, la oración, la acción según las diversas obras de misericordia, la intercesión, la catequesis, la evangelización…. Insistió en la necesidad de una visión de la Iglesia en la que los laicos vuelvan a estar en el centro, de una toma de conciencia del sacerdocio del que está investido todo laico y de cómo los laicos dan al carisma la posibilidad de ser vivido en un ámbito y de una manera que los “consagrados” no podrían alcanzar y expresar. De ahí el empeño en crear lugares y momentos de intercambio de experiencias entre laicos y consagrados vinculados por el mismo carisma, para poner de manifiesto la constante belleza y novedad del carisma. El P. Fabio concluyó su entrevista con una invitación a no mirarse a sí mismos sino a la sociedad que nos rodea, leída a través de la óptica particular del carisma que nos permite ver cosas que no solemos ver o no queremos ver; una invitación a abrir las “ventanas”.

Sabemos que las palabras se traducen y se hacen creíbles a través del servicio concreto: como fue el caso de la experiencia de la Familia Vedruna, de la Familia Lasallana junto con la de la Caridad y de la Familia Guanelliana que nos hicieron partícipes de su experiencia.

El encuentro fue seguido desde todos los continentes por personas consagradas, laicos, familias… Se recibieron numerosos comentarios. A continuación, algunos de ellos:

“El encuentro fue muy interesante, luminoso, enriquecedor, mientras tanto seguimos soñando… Estoy seguro de que la semilla sembrada en los surcos de nuestros caminos, bajo los rayos del Espíritu que invocamos en este Pentecostés, dará abundantes frutos”.

“Muchas gracias por lo que hacéis por la comunión de carismas, permitiendo que cada uno sea un regalo para el otro, no porque preparéis tantas cosas, sino porque os queréis, os acogéis, valorando la diversidad, y dais lo poco o mucho que tenéis”.

“Fue una visión misionera de los que están comprometidos en el mundo y saben reconocer las dificultades en las que vive la Iglesia para llevar a cabo su misión de salvación. Que los Institutos estén trabajen juntos, cercanos la acción diaria, especialmente en aquellos lugares más desiertos en cuanto a la fe y los recursos, permite multiplicar la acción del Espíritu y la eficacia de la misión”.

“Mi resonancia sobre el encuentro de familias carismáticas de hoy parte de la metáfora del prisma, me gusta mucho usarla porque es significativa. La luz del Espíritu se difunde en muchos colores y cada color es un carisma. Cada carisma es particular pero la luz es única. El propio carisma de pertenencia no puede encerrarse en sí mismo, sino que debe abrirse al mundo. Aquí es donde entra el segundo punto del encuentro, abrir las ventanas de los institutos al mundo para poder encontrarse”.

¿Qué nos llevamos de este encuentro? El compromiso de

  • Vivir con otros, juntos, en la complementariedad, no sólo de las vocaciones dentro de la misma familia, sino también de los carismas de las distintas Familias.
  • Evitar el riesgo de autorreferencialidad: seamos abiertos, acogedores y corresponsables “juntos”.
  • Abrir nuevos horizontes, crear nuevos espacios de experiencias, fomentar la cultura del encuentro.

y la convicción de que

  • Es en la comunión, aunque cueste esfuerzo, donde un carisma se revela auténtica y misteriosamente fecundo.
  • La Familia no se inventa, es el fruto de una formación común y mutua, que debe convertirse en un proyecto de vida que toque a todos los miembros de la Familia Carismática.

Así es que, para dar continuidad a lo proyectado, estamos invitados a reuniremos los días 13 y 14 de noviembre de 2021. El tema por profundizar en el año 2021-2022 es: FORMACIÓN PARA LA MISION COMPARTIDA.

Antonietta Mongiò, Comi

Por el Comité Ejecutivo

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